LA DOMINACIÓN ÁRABE

 

Cuando en el año 711 de la era cristiana la Península Ibérica fue invadida por los árabes, el valle del Cañamares con todas sus aldeas paso a formar parte de su dominio; No obstante como establece D. Antonio Herrera Casado en su estudio “La Marca Media de Al-Andalus en tierras de Guadalajara “la invasión se realizó con un reducido numero de fuerzas militares y de contingentes repobladores. Según el autor “Lo cierto es que la península quedo con una estructura social y una base poblacional muy similar a la época visigótica “. La escasez del elemento humano en el nuevo grupo dominador, forzó a replantear la estructura de los núcleos habitados cambiando y cediendo la importancia administrativa de las antiguas ciudades, villas y puntos claves de las calzadas romanas a núcleos más reducidos, de menos población,  pero a cambio fortificados.

 

Una serie de calamidades publicas en forma de hambres, pestes y los iniciales ataques de los cristianos norteños, forzó a que los musulmanes establecieran en el Sistema Central peninsular una frontera norteña desde la segunda mitad del siglo VIII, que a lo largo de mas de tres siglos, dividiría como establecieron en sus escritos los geógrafos árabes Al-Razi y El Edrisi “ El país situado al sur de los montes de las sierras se llama España y la parte situada al norte de ellos toma el nombre de Castilla “.

 

Siguiendo el texto de D. Antonio Herrerra Casado, nos describe como desde el siglo VIII Al-Andalus establece tres marcas o fronteras amplias que dividen la península según el trazado de su propia orografía; La Marca Inferior cuya capital fue Mérida y Badajoz en tiempos de los Reinos de Taifas; la Marca Media con capital en Toledo y posteriormente Medinaceli; y la Marca Superior con capital en Zaragoza.

En la descripción que hizo Ahmad-al-Razi a fines del siglo IX de la Marca Media, establece la importancia de los castillos y aldeas sobre el valle del Henares y entre otros menciona el de Castejon sobre el Henares, con toda probabilidad el primitivo castillo sobre el cerro de Jadraque, el castillo de Atienza el más importante de todo el distrito en el limite de la frontera que quedo reflejado en el Poema del Cid como “la peña muy fort “. Asimismo Al-Razi describió este territorio como “excelente para la caza, con zonas montuosas y campiñas para el regadío “.

 

En esta época Madinat-al-Faray, la actual Guadalajara se constituyo en capital del distrito, bañada por el río Wad-al-Hayara (Henares) de quien tomo su nombre actual, englobando un territorio que iba desde el valle del río Manzanares, incluido Madrid, hasta el río Jalón por Medinaceli. Esta tierra estuvo sometida desde su inicial ocupación en el siglo VIII hasta su reconquista definitiva a finales del siglo XI a frecuentes incursiones de los ejércitos leones y castellanos, que a través de algaradas, razias y pillajes, desgastaban y desmoralizaban al enemigo musulmán.

 

Los ejércitos cristianos a través de los puertos de la sierra (Somosierra y Miedes) bajaban por valles de los ríos serranos (Bornoba, Cañamares y Henares) hasta las márgenes derechas del río Tajo. Incursiones como la del rey Ordoño II en el año 917 devastando el alto Henares con las Cendejas ( Sintilia ) y los lugares de Palmaces ( Palmatia ), Castejon ( Jadraque ) y Magnancia ( no localizada ) según refiere “ La Crónica de Sampiro “, obligaron a que el califa Abderraman III transformase y fortificase la frontera de la Marca Media como punto culminante de su

hegemonía militar y ofensiva contra los reinos cristianos, plazas como Talavera, Madrid, Guadalajara, Atienza y Medinaceli, marcarían en el siglo X ese predominio Andalusí en el Sistema Central peninsular; mantenido posteriormente por una serie de grandes generales como Galib-al-Nasir ó el propio Almanzor.

                                                                               Castillo de Jadraque (Guadalajara)

 

A los castillos o “ hisn “ situados en lugares poco accesibles que permitían la visualización de amplios territorios como fueran los de Hita, Jadraque, Atienza y Sigüenza todos próximos a nuestro entorno comarcal, se elevaron por parte de los arabes innumerables torreones vigía que controlaban por medio de escasas guarniciones militares el paso de puentes, caminos y valles. Estas torres denominadas “ Sajra “ equivalentes de peña ó torreón en el castellano. Los valles del Bornoba y Cañamares y sus contornos no quedaron exentos de estos puntos de vigilancia, importantísimos para el control de las incursiones cristianas sobre territorio Andalusí; así sobre el Valle del Bornova en el término de Membrillera se encuentra la  “casilla de los moros “, torreon de planta circular con sillares al estilo califal ( siglo X ) situado en la carretera que va desde Jadraque a La Toba en el paraje que se denominó “Castrillo“ y que termino siendo un despoblado. Más arriba en las estrechezes del Congosto, se encontraba el castillo de Alcorlo y por ultimo en el termino de Gascueña de Bornoba se encontraba otro torreon primitivo puesto por los arabes en lo que fue posterior despoblado llamado “ Castilpelayo “.

                                    

Nuestro valle, el valle del Cañamares, tuvo también numerosos puntos de vigilancia como avanzadillas de la Marca Media de Al-Andalus; el castillo de Castilblanco de Henares del que no quedan restos, otro torreón desaparecido en el termino de Palmaces, y entre éste y Angón lo que fue la fortaleza de Ynisque y por ultimo la torre de la “Torrubia” en el termino de Miedes antes de cruzar la sierra hacia la Castilla cristiana. También en las cercanías de la orilla derecha del Henares, el pueblo de Cendejas de la Torre se asienta sobre un antiguo puesto vigía árabe de la Marca Media.

           

  Casilla de los moros, Torreón-Atalaya de Membrillera. Siglo X. Foto .José Ig. Rodríguez . 2.007

  

 Casilla de los moros, detalle del paramento interior. Foto José Ig. Rodríguez. Año 2.007

Casilla de los moros, vistas del valle del Bornova. Castillo de Jadraque ( Izda. ). Torreón Fortaleza del

Congosto ( Dcha ). Fotos. José Ig. Rodríguez. Año 2.007

 

Hasta aquí podemos exponer lo que los restos arqueológicos y la historia demuestran con clara evidencia lo que fueron enclaves vigías musulmanas en esta zona, pero podemos presuponer que debieron existir algunos mas sobre el valle del Cañamares que completarían el control total del mismo. Estableciendo como hipótesis y partiendo de la base de que la margen derecha del río Cañamares desde el termino de Pinilla, atravesando de norte a sur todo el termino de Medranda hasta lo que fue el emplazamiento del castillo de Castilblanco de Henares y limitando al poniente con los altos de La Toba, toda esa basta extensión fueron extensos y tupidos bosques de robledales que llegaban hasta las márgenes del río, que posteriormente fueron adehesados, que el único camino directo entre estos tres pueblos recorría la margen izquierda del río, atravesando “ el chotal “, el núcleo del pueblo de Medranda, pasando por la desembocadura del barranco del “ ojarron “, y estrechándose bajo las laderas de los picos “ Picaron “ y “ La Alcarria “ continuaba hasta Pinilla, podríamos decir que el camino más importante de salida y entrada de Medranda, se hallaría hacia el pueblo de Torremocha, con una salida natural hacia la vía de Atienza como núcleo mas importante de la zona hacia el norte, pues la estrecha angostura del camino de Pinilla hacia Palmaces no debió de ser propicia para el establecimiento de desplazamientos.

 

Esta hipótesis sustentada a su vez por los topónimos que desde antiguo se mantienen transmitidos por nuestros mayores vía tradición oral, cuando no escrita, sobre enclaves que actualmente no ofrecen ningún vestigio, pero que en otro tiempo debieron de constituir por si solos puntos estratégicos y de vigilancia como los descritos anteriormente, sería difícil imaginar que desde Palmaces hasta Castilblanco de Henares, punto de confluencia de su castillo con la torre de “ Castrillo “ y el castillo ó “ hisn “ de Jadraque, no hubiese un punto medio de vigía del bajo valle del Cañamares que controlase la entrada por el camino de proveniente de Atienza, se desviaría hacia Torremocha ( topónimo que quiere decir torre baja o sin defensas ) donde indudablemente debió existir esa torre vigía que daría lugar al posterior núcleo de población cristiano y de está hasta el lugar de Medranda, camino natural de entrada al curso medio del bajo valle del Cañamares. Este punto vigía que tratamos de localizar, se hallaría cercano al pueblo de Medranda y estratégicamente controlando la bajada del camino de Torremocha. Oteando la visión del valle desde una cierta altura, los puntos que específicamente podrían ocupar esa posición serían el Pico de la Alcarria ó el Picaron, pero curiosamente y por medio de esa tradición oral recibida de nuestros mayores existe un topónimo en Medranda, que identifica un lugar que figura en documentos escritos y por lo tanto históricos ( Libro de la Hzda. de Legos. 1752 ) denominado “ El Castillejo “ ( topónimo que significa castillo pequeño ó torreón-atalaya ), monte cónico de materiales yesíferos, situado a la derecha de la bajada del camino que viene de Torremocha, paralelo al barranco del ojarron y que bien podía haber sustentado ese pequeño torreón árabe de vigilancia que hubiese comunicado con la atalaya de “ Castrillo “ y Castilblanco de Henares, estableciendo el punto de unión entre el camino hacia de Atienza, plaza fuerte árabe importantísima y el control del camino entre Negredo, Las Cendejas y Torremocha con el valle del Cañamares.

 

La no existencia de vestigios arquitectónicos, podría deberse a los propios materiales de construcción utilizados en este valle, piedra yesífera de la zona que con el paso del tiempo se erosiona, desmorona, deshace y desaparece, esta es la piedra de nuestro valle.